DON BOSCO

DON BOSCO
"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

SEMINARIO "CATOLICISMO E IDEOLOGÍAS"




COFRADÍA DEL ROSARIO

Objetivo: analizar los documentos del Magisterio sobre las principales ideologías

1. Autoridad política y formas de gobierno
2. Liberalismo – Capitalismo
3. Comunismo – Teología de la Liberación
4. Fascismo – Nacionalsocialismo
5. Nueva Era – Democracia (como soberanía del pueblo)

*Las reuniones se realizarán los días sábados, a las 10 horas, desde el 7-4-2018

*La actividad será gratuita, previa inscripción en: 

fabielameneghini@gmail.com

    Coordinación: Mario Meneghini

*Lugar: Centro Mariano
Av. Vélez Sarsfield 70, Galería Santo Domingo, local 37, 1° Piso.







SI EL INMIGRACIONISMO CATÓLICO SUBVIERTE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA


Sociedad multicultural y bien común

Observatorio Cardenal Van Thuan, 23 marzo 2018
Stefano Fontana

Observamos desde hace tiempo una clara adhesión de la jerarquía eclesiástica y de gran parte del mundo católico a la idea de favorecer una acogida de los inmigrantes prácticamente sin filtros; más bien al contrario, amplia y generalizada.

Hay que destacar, sin embargo, que esta nueva actitud es distinta a la propuesta tradicionalmente por la Doctrina social de la Iglesia, a saber, un control de las migraciones guiado por el criterio del bien común. En efecto, una consecuencia de esta nueva actitud parece ser la sustitución del bien común por la sociedad multirreligiosa, considerada como fin de la sociedad. Una acogida sin los filtros y sin la gobernanza del bien común considera como buena en sí misma la sociedad multirreligiosa que es su consecuencia, hasta el punto de que también los católicos deberían trabajar por ella más que por el bien común, o bien por ella en cuanto coincidente con el bien común.

El interés de la cuestión reside en que un nuevo planteamiento de esta naturaleza implicaría una consistente revisión de la Doctrina social de la Iglesia, de su estructura y de sus fundamentos. No juzgo las intenciones y, por tanto, no puedo decir si la finalidad de esta “apertura” al fenómeno inmigratorio es precisamente cambiar la Doctrina social de la Iglesia en algunos puntos fundamentales. Pero no puedo eludir un examen objetivo de tan importante asunto.

Si el fin de la política, en lo que se refiere a la inmigración, es la sociedad multicultural y no el bien común, entonces se desmoronan dos principios cardinales de la Doctrina social de la Iglesia.

El primero es el derecho natural, el cual, mientras no se demuestre lo contrario, es una de las fuentes insustituibles de la Doctrina social de la Iglesia. Es evidente que no todas las religiones respetan el derecho natural. Las que admiten la poligamia o la superioridad antropológica de un grupo sobre otro, o bien del hombre sobre la mujer, lo hacen despreciando el derecho natural. Lo mismo pasa con las religiones que establecen una relación inmediata entre la Revelación divina y el derecho civil, atribuyendo a la Revelación una dimensión jurídica inmediata. Para muchas religiones Dios no es la Verdad y, por lo tanto, no está obligado a respetar la razón, así que esas religiones no pasan el tamiz de lo natural, del que prescinden. Para otras, Dios no es persona y, por consiguiente, son incapaces de fundamentar adecuadamente la dignidad de la persona humana, también exigida por el derecho natural. Por no hablar de las mutilaciones físicas rituales, de la prostitución sagrada o de otras conductas aún más sórdidas.

El respeto al derecho natural forma parte integrante del principio del bien común, mientras que el concepto de sociedad multicultural, no. Sustituir el primero por la segunda implica renunciar al principio del derecho natural, algo imposible sin que cambien los presupuestos de la Doctrina social de la Iglesia. El bien común es un principio absoluto, mientras que la sociedad multicultural es un principio relativo al bien común y depende de él.

El segundo elemento fundamental que desaparecería es la centralidad de Dios en la construcción de la sociedad terrenal. Las encíclicas sociales repiten al unísono que no existe solución a la cuestión social fuera del Evangelio, que el primer factor de desarrollo humano es el Evangelio, que la adhesión a los valores del cristianismo no es sólo útil, sino indispensable para la construcción del bien común. En otras palabras, afirman que, sin el Creador, la criatura se derrumba, y que no hay ningún ámbito de lo creado que sea independiente del Creador.

Pero en la sociedad multicultural desaparece este carácter indispensable de la religión católica, en la medida en que, si la sociedad multicultural es el objetivo, también las demás religiones son indispensables. Es más, la presunción de que el catolicismo es indispensable entraría en conflicto con la sociedad multicultural y por tanto esa presunción sería perjudicial y habría que evitarla. Así pues, la idea de la sociedad multicultural implica equiparar la fe católica con todas las demás, e implica al mismo tiempo que todas las religiones son indispensables: esto es, su igualdad, indiferente ante la verdad. La apertura indiscriminada a la inmigración implica una idea relativista de la religión y, por tanto, dar la vuelta como a un calcetín a la Doctrina social de la Iglesia.

Imaginemos una sociedad multirreligiosa sin el catolicismo. No habría bien común ni podría haberlo. Imaginemos una sociedad donde sólo esté presente la religión católica y, por lo tanto, no sea multirreligiosa. Aquí sí podría existir el bien común. Mientras que todas las demás religiones juntas son incapaces de producir el bien común, la sola presencia de la religión católica sí sería capaz de hacerlo. Esto es precisamente lo que niega el principio de la sociedad multicultural como finalidad de la acción social y política… pero es precisamente lo que siempre ha afirmado la Doctrina social de la Iglesia.

Stefano Fontana

CONIN: EL ABORTO ES LA MUERTE INTENCIONAL DE UN SER HUMANO VIVO



Aica, 20 Mar 2018

Ante la instalación en la sociedad de un intenso debate sobre la despenalización o no del aborto inducido, y ante el anuncio de la presentación por varios legisladores, grupos sociales y organizaciones no gubernamentales de proyectos de ley en ese sentido, la Fundación Cooperadora para la Nutrición Infantil (CONIN) dio una declaración en la que señala que no tiene sentido debatir en la Argentina la despenalización del aborto, pues en la Constitución Nacional se encuentra claramente zanjado el debate, y por lo tanto de lo que se trata es de aplicarla pura y simplemente, sin recurrir a argumentos falaces, cifras manifiestamente infladas o recursos retóricos sin fundamento riguroso.

Declaración de la Fundación Conin sobre la despenalización del aborto

Hace pocos días se ha instalado en la agenda pública de la Argentina un intenso debate sobre la despenalización o no del aborto inducido, y se anuncia la presentación por varios legisladores, grupos sociales y organizaciones no gubernamentales de proyectos de ley en ese sentido, para ser debatidos próximamente en el Congreso Nacional.

Ante esa situación, que se vincula directamente con una problemática ética, jurídica, científica y sanitaria, CONIN ha considerado necesario hacer pública su opinión al respecto, con la finalidad de contribuir al esclarecimiento y buena solución del debate. Fundamentalmente porque en toda discusión resulta necesario exigir a los participantes la aceptación de los datos obvios de la realidad, la coherencia lógica entre las diferentes afirmaciones y la aceptación de las consecuencias necesarias de las cuestiones asumidas.

1. El aborto inducido (por oposición al natural), es decir, la provocación deliberada de la muerte biológica de un embrión o feto para lograr su eliminación del útero materno, es intrínsecamente un acto sujeto a un juicio moral, ya que se trata de una acción intencional y electiva de un ser humano, realizada con el objetivo de alcanzar un resultado determinado. Si bien algunos colectivos sostienen que en este caso no se trata de una cuestión ética sino médica, en realidad se trata de una cuestión que, por más que tenga vinculaciones médicas, no deja de ser un acto humano y por lo tanto sujeto necesario de una valoración ética, positiva o negativa. Por otra parte, esto es lo que en realidad interesa y todos los debates acerca del aborto tienen un innegable carácter ético.

2. La ética es el saber acerca de lo que es bueno para el hombre en cuanto tal, en la medida en que ello depende de la actividad humana, así como de los medios aptos para alcanzarlo. A la inversa, el mal o lo no-bueno es la privación de un bien adecuado o proporcionado al sujeto (y a los sujetos) éticos. Los bienes humanos son las diferentes dimensiones del perfeccionamiento o de la realización humana, desde el punto de vista del hombre en cuanto tal, es decir, no en alguno de sus aspectos particulares: no como atleta, como cantante, o como escritor, sino como hombre. Existen varias nóminas de los bienes humanos básicos propuestas por los autores, pero en todas ellas se incluye sin excepción la vida o la existencia viviente del ser humano. Y ello es así ya que de no existir la vida, resultaría imposible la realización de los restantes bienes: el conocimiento, la apreciación de la belleza, la amistad, etc.

3. La vida humana (su desarrollo, conservación, plenitud, etc.) es por lo tanto el más básico y fundamental de los bienes humanos, y por ello la tarea propia de la ética es la de defenderla, promoverla, resguardarla y perfeccionarla. Pero ante todo evitar toda acción que atente deliberadamente contra ella, con la finalidad de suprimirla o eliminarla. Es por ello que varios filósofos de relevancia han sostenido que el principio de defensa de la vida es el principio central de la existencia y de la coexistencia humana. Y es por eso también que todas las civilizaciones han estructurado sistemas éticos que tienen como núcleo el resguardo y la promoción de la vida humana.

4. Pero no solo la ética personal, sino también el derecho regulan las conductas abortivas, en razón de tratarse de una actividad que no solo causa un daño irreparable a un ser humano individual privándolo de la vida, sino que además vulnera el bien de la sociedad completa o política al privarla de uno de sus miembros, que si se lo deja vivir y no se lo mata, se convertirá en breve en un miembro activo de esa sociedad: que puede ser trabajador, político, amigo, padre o madre, comprometido y generoso. Además, es bien sabido que si se permite matar a ciertos seres humanos, se abrirá la puerta que permitirá el asesinato legal de humanos cada vez mayores, con el argumento de que causan inconvenientes, crean problemas, o simplemente porque lo quiere la “decisión” autónoma de la madre.

5. Pero además, todo lo antedicho es tan evidente y palmario, es decir, que el aborto consiste en la muerte intencional de un ser humano vivo, que quienes por razones que son difíciles de comprender propugnan su legitimación o autorización, se ven obligados a recurrir a argumentos artificiosos, rebuscados y falaciosos a los fines de justificar sus propuestas frente a la sociedad y a su propia conciencia. De este modo, se dice que el ser humano recientemente concebido puede ser muerto impunemente porque no es “persona”, por lo cual se entiende -de modo arbitrario y sin fundamentación rigurosa- un ser humano adulto, capaz de realizar todas las actividades propias de los adultos: ir a la universidad, practicar deportes o participar en política. El problema es que con ese criterio, podría matarse también a los no nacidos hasta el momento del parto, y aún a los nacidos, hasta que puedan desarrollar las actividades propias de los adultos. En este sentido el bioeticista australiano Peter Singer, que propugna este argumento, propone que se autorice la muerte de los nacidos al menos hasta los siete años, edad en la que pueden manifestar plenamente su racionalidad ya desarrollada. Y esta es la única conclusión realmente coherente con las premisas de estos promotores del aborto libre.

6. Por otra parte, también se propugna la existencia de un derecho a elegir (o a decidir) o derecho de autonomía de la madre, que se sobrepondría -vaya a saber por cuáles razones- al derecho a la vida del no nacido, y autorizaría la muerte intencional del niño por nacer. El problema es que razonablemente no puede existir ese derecho, toda vez que la mera elección o decisión, sin tener en cuenta su objeto o finalidad, puede efectuarse con el fin de ofender a otro, privarlo de su salario, lastimarlo física y espiritualmente, o finalmente, matarlo. Y a todo eso es claro que no se tiene derecho. En rigor, la autonomía sólo tiene sentido y se justifica cuando se trata de optar por diferentes formas de realización de los bienes humanos, es decir, cuando se opta por distintas formas de ejercer la solidaridad, el conocimiento, la experiencia estética o el trabajo, pero no para decidir matar a un no nacido, con el argumento de que su madre tiene más derechos que él.

7. También es necesario considerar que varios de los defensores de la legitimidad del aborto aceptan limitarlo temporalmente, como realizable sólo hasta los doce días, las doce semanas o hasta que nazca la criatura. Pero resulta que, y se trata de una verdad de Perogrullo, la vida comienza cuando comienza el proceso vital, es decir, cuando el espermatozoide fecunda al óvulo y no un tiempo, cualquiera que este sea, después de este inicio. Ya en ese momento se está en presencia de un organismo vivo de la especie homo sapiens y no existe ningún evento posterior apto para cambiar su naturaleza esencial. Los accidentes que se enumeran para postergar el inicio de la vida: la posible gemelación, la implantación o la aparición de la actividad neuronal perceptible, no tienen capacidad alguna para cambiar la índole del sujeto que se desarrolla, que es exactamente el mismo quien, si no se lo mata, será un sujeto adulto en la plenitud de sus capacidades.

8. Asimismo cabe preguntarse antes de continuar: ¿tiene sentido debatir en la Argentina la despenalización del aborto? Y la pregunta es pertinente, ya que nuestro país tiene establecido en su Constitución Nacional (por la incorporación de la Convención Americana sobre Derechos Humanos a partir de 1994) que “persona es todo ser humano” (art. 1) y que “toda persona tiene derecho a que se respete su vida” y finalmente que “este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción” (art. 4). En otras palabras, en la Constitución Argentina se encuentra claramente zanjado el debate, y por lo tanto de lo que se trata es de aplicarla pura y simplemente, sin recurrir a argumentos falaciosos, cifras manifiestamente infladas o recursos retóricos sin fundamento riguroso.

9. Por todo ello, los integrantes y colaboradores de CONIN sostienen -y lo proponen a sus compatriotas- que en ocasión de este debate acerca de la penalización (o no) del aborto inducido, de lo que se trata humana y racionalmente es de optar por la defensa de la vida, contra las opciones-elecciones por la muerte; de hacer un llamado a las responsabilidades humanas asumidas y cumplidas, contra la búsqueda de soluciones facilistas e insolidarias; de proponer una concepción ética orientada al bien humano de la vida, que se ordene a la promoción de lo mejor que hay en el hombre, contra las visiones egoístas y degradantes de la actividad humana; de optar por la ayuda, el cuidado, el respeto y el compromiso, contra la exclusiva búsqueda del provecho propio a costa del bien de los demás; de optar, en definitiva, por la dignidad intrínseca del ser humano, contra las pretensiones de su cosificación y manipulación irrestricta. 

Si se opta de este modo, se verá que, en realidad, hay muy poco que debatir; se trata de reconocer y aplicar los sabios preceptos de la Constitución Argentina y de asumir una actitud irrenunciablemente responsable y solidaria con la vida de los demás, tengan éstos sus primeros segundos o cien años de existencia en el mundo.+

CURSOS DE FORMACIÓN CATÓLICA EN EL COLEGIO DEL SALVADOR



Aica,  20 Mar 2018

El sábado 7 de abril, en el Colegio del Salvador, Callao 542, primer piso, comienzan los cursos y conferencias de formación católica, organizados por el Centro de Formación Permanente San Roberto Bellarmino.

La participación en los cursos es libre pero necesita una inscripción previa, para lo cual hay que llamar al teléfono 4801-2754, de lunes a viernes a partir de las 10.

Los cursos y conferencia comienzan a las 11.

Programa de abril, mayo y junio de 2018

Sábado 7 de abril: “El aborto en debate”, por el doctor Gerardo Palacios Hardy.

Sábado 14 de abril: “Pelagianismo y Gnosticismo, dos antiguas herejías renovadas”, por monseñor doctor Carlos Guillot.

Sábado 21 de abril: “¿Qué es el Estado Moderno?”, por el doctor Horacio Sánchez de Loria Parodi.

Sábado 28 de abril: “La vida de la Gracia y el valor meritorio de las buenas obras”, por el presbítero José Ignacio Ferro Terrén.

Sábado 5 de mayo: “El aborto visto desde la Ética Médica”, por el doctor Emilio Henry.

Sábado 12 de mayo: “La Iglesia en tiempos de conflictos: la persecución del Imperio Romano y de la Revolución Francesa”, por el presbítero Sergio Sarza.

Sábado 19 de mayo: “Cuestiones sobre la población de la Argentina y del mundo”, por el ingeniero Ricardo Carlevari.

Sábado 2 de junio: “Debates en Bioética: manipulación genética, biotecnología y posthumanismo”, por el doctor Humberto Mesones Arroyo.

Sábado 9 de junio: “El papel de la naturaleza en la concepción de la ley: Cicerón y Tomás de Aquino”, por la doctora Laura Corso.

Sábado 16 de junio: “Religión y Medio Ambiente”, por el doctor Fernando de Estrada.

Sábado 23 de junio: “Relaciones entre razón y fe”, por el doctor Mario Sacchi.

Sábado 30 de junio: “Los orígenes de la crisis educativa”, por el doctor Alfio A. Puglisi.+

LOS PROYECTOS DE ABORTO DE CAMBIEMOS




NOTIVIDA, Año XVIII, Nº 1079, 17 de marzo de 2018

Nueve diputados del Interbloque Cambiemos (7 macristas y 2 radicales) presentaron un par de proyectos sobre aborto, uno para despenalizarlo y el otro para legalizarlo. Analizamos aquí el expediente que intenta despenalizarlo. La post-verdad legislativa.

Los dos expedientes sobre aborto de Cambiemos, el de despenalización y el de legalización, fueron encabezados por el rionegrino Sergio Wisky.

El de despenalización contempla la modificación del actual artículo 86 del Código Penal, hasta hacer de las excusas absolutorias una brecha sin límites.

Como venimos sosteniendo, los incisos 1° y 2° del artículo 86 del Código Penal, son dispositivos originariamente nulos e inconstitucionales y, de todas maneras, se encuentran derogados desde la suscripción y ratificación del Pacto de San José de Costa Rica y la Convención sobre los Derechos del Niño, que tienen rango constitucional.

El proyecto

El expediente (443/2018) despenaliza el aborto a petición hasta la semana 14 y más allá de ese plazo si hay riesgo para la vida de la madre, si existe la “posible ocurrencia” de un peligro para la salud (física, psíquica o social) de la mujer; si el embarazo es producto de una violación o hay malformaciones fetales graves, incompatibles con la vida extrauterina. En ningún caso se requerirá orden judicial para llevar a cabo el aborto.

La “posible ocurrencia” de un peligro para la salud de la mujer podría ser: “me parece que el embarazo me va a deprimir o “creo que no me va a alcanzar la plata para mantener al bebé” o “presumo que no estoy preparada para tener un hijo con síndrome de down”.

En la era de “la post-verdad”, los abortistas pasaron de un peligro actual, cierto, grave, inminente e inevitable, para la salud física de la mujer; a la “posible ocurrencia” de un difuso peligro físico, psíquico o social.

Las firmas

Encabeza el macrista Sergio Wisky (Río Negro) y fue cofirmado por sus compañeros de bloque: Yanina Gayol (Entre Ríos), los bonaerenses Daniel Lipovetzky y Samanta Acerenza y los porteños Marcelo Wechsler, Anabella Hers Cabral y Fernando Iglesias. También estamparon su firma los radicales Karina Banfi y Miguel Angel Bazze, ambos de la provincia de Buenos Aires.

Si bien los dos proyectos de Wisky son independientes -se podría aprobar uno sin el otro- el proyecto de legalización del aborto complementa al de despenalización y ambos fueron presentados por los mismos diputados. El de despenalización modifica el Código Penal abriendo una brecha sin límites en las causales de excepción y el de legalización obliga a todos los centros de salud a ofrecer la práctica gratuitamente en los casos previstos en el Código.

Es decir, en el segundo proyecto se pasa de la mera no punibilidad, a una obligación legal impuesta al Estado y a todos los centros privados que brinden servicios médicos, independientemente de la figura jurídica que posean y del ideario de la institución.

No nos cansaremos de reiterar que los incisos 1° y 2° del artículo 86 del Código Penal, son dispositivos originariamente nulos e inconstitucionales y, de todas maneras, se encuentran derogados desde la reforma constitucional del 94. Los dos proyectos de Wisky son, por ende, además de inmorales, inconstitucionales.

El proyecto de legalización

El expediente (444/2018) legaliza el aborto “en los casos enunciados en el artículo 86 del Código Penal”. Todos los servicios de salud (públicos y privados) deberán practicar abortos.

“La interrupción debe ser practicada por el equipo de salud sin intervenciones adicionales innecesarias, sean médicas, administrativas o judiciales.”  Bastará la “declaración jurada” de la mujer donde se indique el inciso del artículo 86 del Código Penal por el cual pide el aborto.

En la primera consulta médica en que la mujer pida un aborto, el médico dispondrá para el mismo día o para el inmediato siguiente, la consulta con un equipo interdisciplinario. Este equipo le deberá informar sobre las características de un aborto y las alternativas posibles. A los dos días, como mínimo, la mujer debe ratificar su decisión.

Se garantiza reserva y confidencialidad, es decir no habrá participación del cónyuge, por ejemplo.

Si una menor quiere abortar y no están de acuerdo los “padres, tutores o encargados de acompañar la decisión de la niña o adolescente se procederáì a dar intervención a la Asesoría Tutelar correspondiente”. Más allá de los padres, “se recomienda fomentar que las adolescentes cuenten con la compañía y el apoyo de una persona de su confianza durante el proceso”.

Los profesionales que sean objetores de conciencia lo deberán notificar por escrito a las autoridades del establecimiento de salud y aunque lo hagan estarán obligados a informar a la mujer que puede acceder a un aborto. “La objeción de conciencia es siempre individual y no institucional”.

De no cumplir lo normado se podrán considerar infractores pasibles de sanción: multas gravosas, inhabilitación, clausura total o parcial, temporaria o definitiva del consultorio o centro de salud donde haya actuado. En caso de reincidencia, se podrá incrementar hasta el décuplo la sanción aplicada.

Las autoridades sanitarias podrán monitorear el cumplimiento de esta ley en cualquier centro de salud, mediante inspecciones y/o pedidos de informes.

Las firmas

Encabeza el macrista Sergio Wisky (Río Negro) y fue cofirmado por sus compañeros de bloque: Yanina Gayol (Entre Ríos), los bonaerenses Daniel Lipovetzky y Samanta Acerenza y los porteños Marcelo Wechsler, Anabella Hers Cabral y Fernando Iglesias. También estamparon su firma los radicales Karina Banfi y Miguel Angel Bazze, ambos de la provincia de Buenos Aires.


ESPECIALIZACIÓN EN DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA



Aica, 12 Mar 2018

La Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA), junto con la Pastoral Social de la arquidiócesis de Buenos Aires, abrió la inscripción a la Especialización en Doctrina Social de la Iglesia, que comienza en marzo.

La Doctrina Social de la Iglesia es la enseñanza teológico moral elaborada como respuesta histórica a los problemas económicos y sociales contemporáneos. “Pensamos que es valioso y urgente contar con laicos, sacerdotes, religiosos y religiosas peritos en estas cuestiones para contribuir a la interpretación de los contextos, proveer criterios de juicio e inspirar una acción que transforme el mundo desde la perspectiva del Evangelio y los aportes de las ciencias sociales”, consideraron en la facultad.

La especialización está organizada en cuatro cuatrimestres con tres módulos cada uno y dura dos años, busca formar perfiles comprometidos en el ámbito social, político y cultural, sustentados en sólidos fundamentos de formación general y en saberes y capacidades específicas que permitan intervenir en la vida social, educativa, pastoral y política de nuestro país. Se cursa los jueves de 16 a 21 en la sede de Pastoral Social de la arquidiócesis de Buenos Aires, avenida Rivadavia 1391.

Este ciclo de formación se abre a un amplio campo de desempeño: docencia, liderazgo en organizaciones sociales, congregaciones y movimientos; conducción en servicios sociales y de caridad.
Para ingresar es requisito tener título universitario de grado expedido por una universidad nacional, argentina o extranjera, pública o privada.
La carrera está evaluada por la Coneau, que ha recibido el reconocimiento oficial y la validez nacional del título por la Resolución 2017 – 186 – APN del Ministerio de Educación y Deporte de la Nación.

Plan de Estudios

Asignaturas del 1° Año
Introducción a la Doctrina Social de la Iglesia
Teología Moral Fundamental
Fundamentos Bíblicos-Teológicos de la DSI
Dimensión histórica de la DSI
Fundamentos Filosóficos de la DSI
Dimensión socio-cultural de la DSI

Asignaturas del 2° Ciclo
Pensamiento Jurídico y DSI
Pensamiento económico y DSI
Pensamiento político y DSI
El Trabajo y la DSI
La Familia y la DSI
Cuestiones globales contemporáneas

Cada asignatura requiere ser cursada y aprobada por medio de exámenes o trabajos monográficos. Además se deberá realizar un Trabajo Final.


POR QUÉ DECIDÍ NO ABORTAR




Rochi, tiene casi tres años, tiene síndrome de Down, y una insuficiencia renal crónica terminal.


8 de marzo de 2018  
Me propusieron abortar. Venía todo tan mal, que la única solución al "problema" era eliminarlo. Con mi marido, Luis María Caballero, estábamos esperando nuestra tercera hija. Estaba en la semana catorce y los estudios indicaban que mi bebé era inviable, sin posibilidades de vida fuera del útero materno; y que muy probablemente moriría durante la gestación. Los médicos del hospital de Barcelona (estábamos viviendo en España por una beca estudiantil de mi marido), nos dijeron que en el hipotético caso de que sobreviviera, sería una persona que jamás podría caminar.
¿Para qué prolongar este sufrimiento? ¿Para qué seguir, si al final el resultado sería el mismo? Eso nos decían en un lugar donde el aborto es legal, gratuito y al alcance de todos. En un país donde tienen todo "aceitado" y protocolizado. El procedimiento era muy simple: dar el consentimiento, y en unas horas estaría todo resuelto. Los médicos nos aconsejaban con la mente y el corazón fríos. Sin tener en cuenta que aquello de lo que hablaban era nuestra hijita.
Con esas palabras que martillaban mi cabeza, con el corazón desolado, solos con mi marido, en un consultorio gélido desde lo humano, no pudimos hacer otra cosa que llorar desconsoladamente, aceptando que el futuro de nuestra hija era incierto y, seguramente, muy difícil. Pero así, abrazados, seguimos adelante.
Y no nos arrepentimos. Es más, somos felices. Nuestra bebé sobrevivió, nació y empezó a crecer. Es la misma a la que veíamos chuparse el dedo en las ecografías, moviéndose cuando acariciábamos mi panza. Y todos los miedos y angustias que teníamos, empezaron a desvanecerse en el aire. Nuestra Rochi nos ha mostrado, una y mil veces, que los obstáculos se superan con mucho amor, paciencia, confianza, ayuda, optimismo, Fe y miles de cosas más que nos hacen más humanos y más personas. Y eso es lo que, a fin de cuentas, todos queremos ser en esta vida.

Hoy Rochi tiene casi tres años. Tiene síndrome de Down, y una insuficiencia renal crónica. Actualmente está en diálisis y a la espera de un trasplante de riñón. Nosotros compartimos nuestra experiencia de padres a través de la cuenta de Instagram rochimodel.
Siempre me pregunto, en momentos de desesperación, qué hubiera pasado si bajo esa presión y esa tristeza hubiéramos elegido el otro camino.
Me hubiera perdido de esa mirada especial, esa mirada transparente, esos ojitos que dicen tanto, y sobre todo hablan de amor. Me hubiera perdido sus risas contagiosas, su risa cómplice con sus hermanos, su risa que inunda toda la casa y vuelve de colores un día gris.
Me hubiera perdido escuchar su voz diciéndome ¡Mamá! y escuchar llamarnos a todos, a cada uno de los miembros de nuestra gran familia, por su nombre. Siempre de a poquito, despacito, dando todo por superarse.
Me hubiera perdido sus llantos a mitad de la noche, pidiendo abrazos y mimos porque tuvo pesadillas, o porque le duele la panza.
Me hubiera perdido miles de idas al médico, en las que, durante la espera, ella aprovecha para saludar, tirar besos, pasar de brazo en brazo de personas que acaba de conocer.
Me hubiera perdido sus abrazos espontáneos y sus besos tirados con la mano, que pueden cambiar un día duro, en un segundo.
¿Qué hubiera pasado? Me hubiera arrepentido para siempre. Yo no sería la misma, la familia entera no sería la misma, la sociedad no sería la misma. Sólo ella le da una cualidad especial a nuestra familia. Sólo ella brilla con esa luz tan propia. Ella nos ha demostrado, con su vida, que no sobra. Que nadie sobra. Que todos venimos al mundo con una misión.
Su misión es clarísima: lograr una sociedad más justa y con más amor, donde las discapacidades sean tenidas en cuenta y abrazadas con respeto.

FALACIAS ABORTISTAS




Carlos Prosperi

Dr. en Ciencias Biológicas – Lic. en Filosofía


Introducción

La legalización o no del aborto es un tema muy debatido en todo el mundo, y desgraciadamente ha generado discusiones que generalmente evitan el tema central de la problemática y se dispersan en cuestiones que, aunque pueden ser importantes individualmente y merecen ser atendidas, no hacen al verdadero trasfondo de la problemática. Esta cuestión central es resolver si el cigoto es o no un ser humano. Si no es un ser humano, como algunos pretenden, sino que es solamente un acumulo de células molestas, el aborto debería ser absolutamente libre y sin ninguna restricción, equiparable a la extirpación de un tumor, o del apéndice. En casos así es evidente que no hay ningún reparo moral o social para impedirlo.

Si, en cambio, el cigoto es un ser humano, todos entendemos, independientemente de convicciones religiosas, ideológicas o sociales, que la vida humana está por encima de cualquier otro derecho o reivindicación, salvo casos excepcionalísimos. Por lo tanto dicho cigoto debe ser cuidado por la sociedad en su conjunto tanto como la vida de un bebé ya nacido, un joven, un adulto o un anciano. Y es evidente que a ninguna persona razonable se le ocurriría proponer la ejecución sumaria de un ser humano inocente para solucionar el problema de una mujer que no quiere ser madre, o de una familia que no puede mantenerlo económicamente o no lo desea como miembro, o para mantener el sistema de salud pública.



El cigoto es humano

Cigoto es el término general que se utiliza para designar a la unión de óvulo y espermatozoide con el fin de desarrollarse para formar un nuevo individuo de su especie. El óvulo y el espermatozoide tienen un número cromosómico haploide, es decir que cada uno lleva la mitad de los cromosomas provenientes respectivamente de la madre y el padre. Así por separado son solamente células, y tienen vida como cualquier otra célula, pero de ninguna manera podrían considerarse vida humana, ni mucho menos individuos.

Pero luego de producida la fecundación del óvulo, lo que también se conoce como la concepción, esto cambia radicalmente. La mitad de los cromosomas del óvulo se unen con la otra mitad de los cromosomas del espermatozoide para formar un cigoto, que ya tiene el número cromosómico normal o diploide, propio de su especie, formando de esta manera un individuo de la misma especie pero completamente nuevo, bien diferenciado de su padre y su madre en tanto individuo. Esto es estrictamente científico y objetivo, y es algo bien conocido desde hace mucho tiempo, que se puede consultar incluso en manuales de Biología o Genética de colegios secundarios, de manera que nadie puede alegar ignorancia de la cuestión.

La Academia Nacional de Medicina manifestó en el Plenario Académico realizado el 30 de septiembre de 2010: “Frente a algunas manifestaciones recientes a favor de legalizar el aborto que se han difundido en los medios, la Academia Nacional de Medicina quiere recordar principios básicos de la ciencia y la práctica médicas que obligan y vinculan a todos los profesionales del país.
La salud pública argentina necesita de propuestas que cuiden y protejan a la madre y a su hijo, a la vida de la mujer y a la del niño por nacer. La obligación médica es salvar a los dos, nada bueno puede derivarse para la sociedad cuando se elige a la muerte como solución. Si el aborto clandestino es un problema sanitario corresponde a las autoridades tomar las mejores medidas preventivas y curativas sin vulnerar el derecho humano fundamental a la vida y al de los profesionales médicos a respetar sus convicciones. Por ello, La Academia Nacional de Medicina considera:

Que el niño por nacer, científica y biológicamente es un ser humano cuya existencia comienza al momento de su concepción. Desde el punto de vista jurídico es un sujeto de derecho como lo reconoce la Constitución Nacional, los tratados internacionales anexos y los distintos códigos nacionales y provinciales de nuestro país.
Que destruir a un embrión humano significa impedir el nacimiento de un ser humano.
Que el pensamiento médico a partir de la ética hipocrática ha defendido la vida humana como condición inalienable desde la concepción. Por lo que la Academia Nacional de Medicina hace un llamado a todos los médicos del país a mantener la fidelidad a la que un día se comprometieron bajo juramento.
Que el derecho a la "objeción de conciencia" implica no ser obligado a realizar acciones que contrarían convicciones éticas o religiosas del individuo (Art.14, 19 y concordantes de la Constitución Nacional)”.

Esto no es opinable, ya que se trata de un hecho científico afirmado con toda claridad por la mayor autoridad argentina en la materia. La declaración de la Academia está por encima de las opiniones de cualquier otra institución nacional, incluso el Ministerio de Salud o cualquier otra organización política o social.
Esta manifestación está en total consonancia con lo aceptado científicamente en todo el mundo. En España, por ejemplo, una ley abortista promovida por Zapatero dio como contrapartida una declaración científica respaldada por dos mil autoridades del campo de la Medicina, Biología y Genética, a la que se sumaron instituciones como el Colegio de Médicos de Sevilla, el Colegio de Médicos de Madrid, la Comisión Nacional de Bioética y el Colegio de Médicos de Cádiz, diciendo:

Que existe sobrada evidencia científica de que la vida empieza en el momento de la fecundación: la Genética señala que la fecundación es el momento en que se constituye la identidad genética singular, la Biología celular explica que los seres pluricelulares se constituyen a partir de una única célula inicial y la Embriología describe el desarrollo embrionario y fetal, revelando cómo se desenvuelve sin solución de continuidad; que el cigoto, luego embrión y luego el feto, no forman parte de ningún órgano de la madre, sino que es la primera realidad corporal del ser humano, un ser nuevo y singular, distinto de su padre y su madre; que un aborto no es sólo la «interrupción voluntaria del embarazo» sino la «interrupción de una vida humana”(Declaración de Madrid, 2009).

En Dublín, 900 especialistas reunidos con motivo del Simposio Internacional sobre la Salud de la Madre declararon en 2012: “Como investigadores y médicos experimentados en Ginecología y Obstetricia, afirmamos que el aborto inducido – la destrucción deliberada del no nacido – no es médicamente necesaria para salvar la vida de una mujer. Sostenemos que existe una diferencia fundamental entre el aborto y los tratamientos necesarios que se llevan a cabo para salvar la vida de la madre, aún si aquellos tratamientos dan como resultado la pérdida de la vida del niño no nacido. Confirmamos que la prohibición del aborto no afecta, de ninguna manera, la disponibilidad de un cuidado óptimo de la mujer embarazada”.

Jéromê Lejeune, científico de la Universidad de París considerado el padre de la Genética Humana moderna, dijo: "No se trata de una opinión, de un postulado moral o de una idea filosófica, sino de una verdad experimental. Si el ser humano no comienza con la fecundación, no comienza nunca. Ningún científico informado puede indicar un solo dato objetivo posterior a la constitución de un nuevo ADN como hecho del que dependa el inicio de una vida humana. Afirmar que la vida humana comienza después de la fecundación, no es científico. Es una afirmación arbitraria, fruto de ideologías o intereses ajenos a la Ciencia. El cigoto, fruto de la fusión de las dos células germinales, es un individuo distinto del padre y de la madre, con una carga genética que tiene el 50 % de cada uno de los progenitores". Y también: "Cada uno de nosotros tiene un momento preciso en que comenzamos. Es el momento en que toda la necesaria y suficiente información genética es recogida dentro de una célula, el huevo fertilizado y este momento es el momento de la fertilización. Sabemos que esta información esta escrita en un tipo de cinta a la que llamamos DNA... La vida esta escrita en un lenguaje fantásticamente miniaturizado”.

“En cuanto los 23 cromosomas del espermatozoide se encuentran con los 23 cromosomas el óvulo, toda la información necesaria y suficiente esta allí, reunida en el ADN para determinar todas las cualidades de un nuevo ser humano. No se trata de una opinión, de un postulado moral o de una idea filosófica, sino de una verdad experimental. La fecundación in vitro lo ha demostrado: si antes, en la probeta, no es un ‘bebé’ ¿para qué, entonces, implantarlo en el útero? Si el ser humano no comienza con la fecundación, no comienza nunca. Ningún científico informado puede indicar un solo dato objetivo posterior a la constitución de un nuevo ADN como hecho del que dependa el inicio de una vida humana. El endometrio no genera al ser humano; lo recibe y lo nutre. Afirmar  que la vida humana comienza después de la fecundación, no es científico. Es una afirmación arbitraria, fruto ideologías o intereses ajenos a la Ciencia. El cigoto, fruto de la fusión de las dos células germinales, es un individuo distinto del padre y de la madre, con una carga genética que tiene el 50 %  de cada uno de los progenitores”.

Angelo Luigi Vescovi, Profesor de Biología Celular, y co-director del Instituto de Investigación de Células Estaminales del Hospital San Rafael de Milán, siendo un agnóstico declarado, escribió: “El embrión es un ser humano. Esto es innegable. Cualquier intento de hacer comenzar la vida humana en un momento posterior es arbitrario y no sostenido por argumentación científica”.

Francis Collins, quien fue nada menos que Director del Proyecto Genoma Humano, máxima autoridad mundial en la cuestión, ha escrito artículos ratificando las bases científicas de que el cigoto es un ser humano (ver : The Language of God: A Scientist Presents Evidence for Belief. Simon and Schuster. (2007).

Las leyes también se hacen eco de estas evidencias científicas. La Convención Americana sobre Derechos Humanos, declara en el Pacto de San José de Costa Rica:
“CAPITULO II DERECHOS CIVILES Y POLITICOS
Artículo 4. Derecho a la vida
1.- Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente”.

En Argentina se establece: “APROBACIÓN DE LA CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DEL NIÑO (Publicada en el Boletín Oficial de la República Argentina el 22/10/1990) Art.2 (...) Con relación al artículo 1º de la CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DEL NIÑO, la REPÚBLICA ARGENTINA declara que el mismo debe interpretarse en el sentido que se entiende por niño todo ser humano desde el momento de su concepción y hasta los 18 años de edad”.

En consonancia, se lee en el Código Civil: “LIBRO PRIMERO, DE LAS PERSONAS SECCIÓN PRIMERA, DE LAS PERSONAS EN GENERAL
TÍTULO III
DE LAS PERSONAS POR NACER
Art.63.- Son personas por nacer las que no habiendo nacido están concebidas en el seno materno.
TÍTULO IV
DE LA EXISTENCIA DE LAS PERSONAS ANTES DEL NACIMIENTO
Art.70.- Desde la concepción en el seno materno comienza la existencia de las personas; y antes de su nacimiento pueden adquirir algunos derechos, como si ya hubiesen nacido. Esos derechos quedan irrevocablemente adquiridos si los concebidos en el seno materno nacieren con vida, aunque fuera por instantes después de estar separados de su madre”.


Opiniones pro-abortistas

Por supuesto que existen opiniones en el sentido de que la vida humana no empieza en la concepción sino cuando se fija al endometrio, argumentando que si no se implanta no es viable. Pero la condición de humano viene dada por el hecho de que, indiscutiblemente, tiene ADN humano. De lo contrario el útero lo expulsaría espontáneamente como si se tratara de un parásito.
Si la condición fuera la supervivencia, ningún Mamífero sobrevive luego del parto sin el cuidado de los progenitores, ni siquiera un adulto podría hacerlo en un ambiente carente de agua, oxígeno y alimentos.

Otros consideran que se es humano cuando se forma el sistema nervioso, o el corazón, o después del alumbramiento. Estas opiniones son sostenidas por aquellos vinculados a los grandes negocios que se hacen con las células y derivados de embriones, que mueven millones de dólares en el mundo.
Lo que nadie puede discutir es que a partir de la concepción empieza un proceso de multiplicación celular y crecimiento, que sigue con la implantación, la formación de la mórula, blástula y gástrula, los diversos órganos y sistemas, y el nacimiento, tras el cual el proceso de crecer se sigue desarrollando pasando por la niñez, la pubertad y adolescencia, la juventud, la madurez, la vejez y la muerte. Siendo un proceso continuo e ininterrumpido, aunque se puedan distinguir etapas arbitrariamente, no hay ningún criterio objetivo para decir que el embrión no es humano hasta completar alguna de tales etapas.


Un bebé pequeño no tiene raciocinio, como tampoco lo tiene un niño con alguna enfermedad mental severa. Un nacido sin un corazón funcional, no pierde su condición de humano. También se podría decir con igual engaño que no se es humano antes de la pubertad, ya que se carece de las hormonas que van a dar al cuerpo la forma que le es propia, junto con la capacidad de reproducción.
Incluso concediendo cierta verosimilitud a quienes niegan que el embrión sea una vida humana tan respetable como la de cualquier niño o adulto, se trataría en todo caso de un tema opinable. Pero cuando se trata del aborto, la más ligera duda en el sentido de que se podría estar destruyendo una vida humana es más que suficiente para abstenerse de aceptarlo. Dicho de otra manera, a menos que se demuestre que el cigoto no es humano de manera tan contundente que no deje lugar a la más mínima duda razonable, el aborto no debería tolerarse en ninguna sociedad que se precie de defender el primer derecho fundamental de sus miembros, tal como el derecho a vivir.

Dicho esto, es evidente que toda otra argumentación a favor del aborto se vuelve superflua, comparada con la importancia de la preservación de una vida humana, en una sociedad cuya función primordial es garantizar el derecho a la vida de todos sus miembros, sobre todo de los inocentes e indefensos.


Otras falacias

La oposición al aborto sería una preocupación de la Iglesia o de los movimientos conservadores de derecha. Como se ha demostrado, la oposición se basa en argumentos estrictamente científicos, sin necesidad de apelar a la autoridad de ninguna confesión. No se puede establecer una relación entre la defensa de la vida y las convicciones religiosas o políticas ya que hay partidarios de la vida en todas las tendencias, tales como: Feminists for Life, Mujeres contra el Aborto​ y Atheists for Life, o los Parlamentarios y Gobernantes de los más diversos partidos políticos por la vida.
Un budista como Gandhi dijo: “Me parece tan claro como el día que el aborto es un crimen”. Y un defensor de derechos humanos como Perez Esquivel piensa que: “Quien justifica el aborto justifica la pena de muerte, y yo estoy en contra. Ser progresista significa defender la vida y nada mas…”.

Algunos dicen que el embrión es humano pero no es persona, y que es humano a partir de que recibe un nombre y se socializa. Basta con que sea humano para que no se pueda matarlo. Ahora bien, según el diccionario de la Real Academia, persona es: “Individuo de la especie humana. Hombre o mujer cuyo nombre se ignora o se omite”. Si tiene ADN humano individual es un individuo de la especie humana. La mayoría de los bebés reciben su nombre a partir de una ecografía. Y en todo caso, es muy difícil decir cuando un niño se socializa: será cuando aprende a hablar y vivir en sociedad, cuando se integra a la familia, o a sus compañeros de colegio, o cuando tiene uso de razón? Eso da un espectro indefinido que iría hasta la adolescencia.

Se argumenta que el aborto no es obligatorio, y por eso debe haber libertad de opción. O que la mujer puede hacer de su cuerpo lo que quiera, y que los hombres no deberían opinar en estos temas.


Pero el embrión no es parte del cuerpo de la madre sino que es un cuerpo humano distinto genéticamente a sus progenitores. Y no se forma espontáneamente en la madre sin intervención del padre. Más aún, los Estados deben proteger la vida de todos, de modo que matar a un embrión, un niño o un adulto no es algo que nadie pueda decidir arbitrariamente ante la inacción del resto de la sociedad.

Se dan cifras altísimas de abortos clandestinos, que son poco creíbles, ya que justamente por ser clandestinos no están contabilizados formalmente. Pero incluso se fuera cierto, no hay una lógica que respalde la legalización. Sabemos que la corrupción, el robo, el contrabando y los hechos violentos son males mundiales, pero eso no soporta su legalización. Lo que es intrínsecamente malo, como matar niños inocentes, no puede convertirse en legal simplemente porque se haga de todos modos. Y junto con esas cifras de abortos ilegales se dan porcentajes de mujeres que sufren o mueren en tales circunstancias, olvidando que el cien por ciento de los niños muere en los abortos, legales o ilegales. En todo caso los Estados deberán garantizar la asistencia económica, social y psicológica a todas las mujeres que estén involucradas en estas cuestiones y atender debidamente su bienestar, pero partiendo de la premisa de que ningún mal se debe evitar cometiendo un mal mayor, tal como la muerte a niños en el vientre de la madre.

Por supuesto que tal preocupación implica un involucramiento de los Estados proveyendo educación, salud y asistencia a las niñas y adolescentes, cuando es menos engorrosa la pseudo-solución facilista de matar a los bebés. En tal sentido, resulta hasta hipócrita que el aborto se considere un capítulo de la salud reproductiva, como si el embarazo fuera una enfermedad.
En cualquiera de los casos, una sociedad civilizada no puede aceptar que  un problema, cualquiera sea su índole y complejidad, se pueda solucionar implantando la pena de muerte a niños por nacer.